Etapa
II. El Discípulo que está en la Luz
En
esta etapa la conciencia del probacionista se ocupa definidamente
de vencer el espejismo y corregir la visión distorsionada
y miope del hombre que estuvo sumergido en la vida de la materia
o de la forma. Ahora trata de ver la nueva visión, controlar
el mundo de reacciones emocionales y trabajar en un nuevo medio,
el de la Luz.
Los
Maestros nunca trabajan en el plano astral. Aunque ciertas escuelas
de ocultismo lo enseñen, no es verdad porque para Ellos (que
han vencido el espejismo y la ilusión) el plano astral no
existe; sólo es un concepto ilusorio de una mente del tipo
kama manásico (deseo-mente) -la mente del aspirante común.
Por lo tanto, en esta etapa, el discípulo es cuidado y guiado
por alguien que aún está sujeto al espejismo, y es
al mismo tiempo consciente de la naturaleza efímera del plano
astral.
Hay
tantos aspirantes en el mundo que yo desearía, antes de proseguir
con otros temas, mencionar la índole del trabajo que los
Maestros tratan de realizar con Sus grupos de discípulos
en esta hora de crisis mundial. Es un tema de suma importancia [e660]
para el mundo desde el punto de vista de los Maestros. Recuerden
que en todas nuestras observaciones y en el esfuerzo de ustedes
por comprender, trato de descentralizarlos, dándoles en lo
posible simplificado el punto de vista de la Jerarquía, para
que pueda ser comprendido por el aspirante término medio.
[i720]
En lo que a los aspirantes concierne, lo que los Maestros tratan
de hacer es estimular la llama del espíritu en ellos, para
que puedan incendiar al mundo. Los fuegos del razonamiento y de
la sustancia, del karma y su vehículo, la materia, azotan
el mundo de hoy. El fuego hay que combatirlo con fuego y, como bien
saben, para sofocar el ardiente infierno que devasta hoy al mundo
hay que oponerle el fuego del espíritu, el cual debe ser
utilizado y distribuido con eficacia por los discípulos de
los Maestros. La tarea de Shamballa, referente a la Jerarquía,
es de naturaleza similar, pero se expresa en un nivel más
elevado, propagando al máximo el fuego de la Voluntad. En
último análisis, el fuego que debe ser utilizado por
los discípulos en el mundo, es el de la voluntad de amar.
Este
fuego no es lo que creen. La voluntad de amar significa amar al
gran Todo y también poseer la capacidad de hacer lo necesario
para bien del grupo en forma correcta y con la debida habilidad
de actuar. Involucra la capacidad de actuar firmemente donde surge
la necesidad, pues el discípulo posee amplia visión
y no se deja engañar por la perspectiva inmediata. Trabaja
y se prepara para el futuro. En otras palabras, constituye la intención
amorosa de incendiar al mundo con la nueva idea del "espíritu
de relación", comenzando en sí mismo, la familia
y el grupo inmediato. Ésta es la voluntad de incendiar. Sería
conveniente reflexionar profundamente sobre estas ideas. Para llevar
a cabo y hacer efectiva esta ígnea estimulación, el
discípulo tiene que aplicarse el fuego a sí mismo
y verse, en la llama resultante, como verdaderamente es. El fuego
del aspecto material -el de la personalidad aún prevalece
demasiado y es muy poderoso en la vida de los aspirantes, por eso
causan daño. Deseo recordarles que el fuego del plano mental
-el de la mente- es el reflejo -el reflejo distorsionado del fuego
del espíritu. Algunos discípulos utilizan sólo
el fuego de la mente; en sus momentos mejores y más elevados
tratan de utilizar el fuego del amor para neutralizar los fuegos
de la mente censuradora, pero en el mejor de los casos no es una
afluencia espontánea, sino un esfuerzo laborioso de ser bueno,
de abstenerse -mediante una drástica autodisciplina de expresar
lo que sus mentes criticadoras dicen, o de actuar según las
opiniones que pueden haberse [e661]
formado por el empleo del fuego de la mente. Este fuego por lo general
va dirigido a un hermano, y el esfuerzo para no [i721]
utilizarlo crea inevitablemente un vacío o una barrera. No
existe verdadero amor activo entre la mayoría de los aspirantes,
sino sólo un gran esfuerzo de la personalidad para no criticar.
Se concentran en la necesidad reconocida y básica de no criticar,
porque es lo correcto, y se recompensa a quienes lo logran, pero
la concentración no se basa en el efecto que produce en los
demás, cuando el fuego de la mente se desata con sus resultados
destructores, consumidores y perjudiciales.
Los
Maestros ansían, por lo tanto, "quemar al discípulo
en el fuego de la voluntad de amar, para que sea liberado y desaparezcan
las barreras que impiden la afluencia de la fuerza avatárica".
¿Por qué es así? Porque los discípulos
en el mundo, no la masa, obstruyen actualmente la Venida del Avatar
y obstaculizan Su intención. Él no decidirá
venir hasta que los discípulos y aspirantes del mundo efectúen
los necesarios cambios en sí mismos, pues no existirá
"suficiente voluntad para amar con ígnea esencia".
Donde existe esa voluntad, pueden acontecer dos cosas:
1.
La afluencia de energía que el Avatar traería Consigo,
puede ser aminorada suficientemente como para ser efectiva en
la humanidad.
2.
Al Avatar y a quienes trabajan con Él y están bajo
Su influencia, se les puede proporcionar un grupo que:
a.
Responda inteligentemente a esa influencia, reconociéndola
y absorbiéndola.
b. Distribuya la energía que afluye.
c. Interprete ante la humanidad las nuevas fuerzas impulsoras
que se ocupan de precipitar la nueva visión, el nuevo
orden mundial y los ideales de la nueva era.
Entonces
habrá muchos Discípulos en la Luz y en las graduadas
etapas del discipulado.
La
visión que muchos tienen de la influencia y el trabajo del
Avatar, es la de una Gran Aparición que daría fin
a toda contienda, inauguraría una nueva era de paz y buena
voluntad, apaciguaría los corazones de los pueblos y conduciría
al género humano a los reinos de la belleza y la felicidad.
También culminarían los [i722]
anhelantes deseos de innumerables mentes en el transcurso de las
épocas y sería el consuelo para una humanidad atribulada;
amaría y trataría dulcemente a Su propio pueblo; expulsaría
a los malhechores de la faz de la Tierra, para evitar que éstos
alteren nuevamente la paz del mundo.
[e662]
Debo decirles que ésta no es una visión de la realidad,
sino que se basa en las interpretaciones teológicas y en
el egoísmo humano y se funda en el sufrimiento del género
humano como también en el fracaso de los discípulos
y aspirantes de todas partes en captar la verdadera naturaleza del
amor y la visión real del Plan jerárquico.
Él
traerá el Fuego del Amor y emitirá el mensaje del
fuego purificador; no impartirá enseñanza sobre las
aguas purificadoras, como sucedió hasta ahora, respecto a
esta verdad simbólicamente impartida; propagará el
fuego que consume y destruye todas las barreras en la naturaleza
humana y todas las vallas separatistas entre individuos, grupos
y naciones. ¿Como individuos, aspirantes y discípulos,
están preparados para someterse a este fuego?
Cuando
un hombre llega a ser un discípulo en la luz, tienen lugar
ciertos desarrollos que le permiten percibir con mayor claridad
la visión y saber lo que debe hacer, puesto que la luz siempre
revela, y ellos son:
1.
El aspirante efectúa una transición de conciencia
del plano astral al mental, para lo cual el discípulo que
lo ayuda definidamente le proporciona apoyo y guía.
2.
El aspirante aprende a distinguir, oportuna e infaliblemente,
entre los pares de opuestos.
3.
El aspirante se da cuenta de que finalmente debe liberarse del
espejismo y ayudar a liberar al mundo.
Estas
tres etapas están expuestas en el Libro de las Reglas para
los discípulos en el sendero de probación. La regla
que las explica puede traducirse aproximadamente en lenguaje moderno,
de la manera siguiente:
"El
que huella el Camino da un salto adelante y abandona el mundo
de la vida flexible. Efectúa la gran transición
y deja atrás el camino acuoso. Camina sobre el agua y [i723]
no se sumerge en ella. Un discípulo, llevando una luz,
lo conduce de la mano, de una luz a una Luz mayor.
"Es
la Transición en el camino inferior que prepara para otro
superior.
"Quien
está en el Camino llega a darse cuenta de una y otra cosa.
Aparecen los polos. Ambos atraen su vida cotidiana, primero uno
y después el otro; se mueve entre ambos. Debe producirse
una transformación; los dos se convierten en uno. Se ha
dado un paso hacia la unidad. Sigue adelante [e663]
entre ambos. Un discípulo en la Luz esparce luz a ambos
lados, y así el pequeño puede caminar.
Esta
Transformación en el camino dual, conduce al Camino.
"Quien
recorre el Camino mira a su alrededor y ve la vida a través
de una bruma. Las nieblas y brumas del espejismo envuelven los
valles y las colinas de la vida, debiendo disiparlas y trasmutarías
por medio de los ardientes rayos de la resplandeciente luz. Un
discípulo en la luz dirige la ardiente e ígnea luz
que disipa la enervante bruma.
"Esto
es Transmutación. Estos fuegos liberan la luz oculta y
la fusionan con la luz mayor".
Por
lo tanto, en estos tres procesos se aprenden las primeras lecciones,
guiados por un discípulo mucho más avanzado que el
discípulo en la Luz (aunque todavía no es un adepto).
A medida que esto transcurre, el aspirante no se da cuenta del interés
del Maestro. El Maestro recibe regularmente informes basados sobre
ciertos gráficos del discípulo avanzado que tiene
a su cargo al neófito. De esta manera se establecen muchas
relaciones jerárquicas. Una vez establecidas -por el trabajo
realizado en el Ashrama de un Maestro y no en el plano físico-
persisten, constituyendo uno de los factores que produce:
1.
La integridad jerárquica.
2.
La oportuna y estrecha relación entre la humanidad y la
Jerarquía.
En
la actualidad se acrecienta grandemente el número de personas
que se relacionan de este modo, y los discípulos avanzados
de los Maestros que aceptan discípulos, están excesivamente
ocupados entrenando [i724]
aspirantes, y dedicados al trabajo que implica la grave crisis mundial.
Los aspirantes así entrenados constituyen en realidad el
núcleo de los futuros servidores del mundo, por lo cual son
de real importancia. La tarea a que se dedican es de tres categorías,
y mucho aprenden, mientras se ocupan de esto los discípulos
avanzados y los iniciados.
Dichas
categorías constituyen el establecimiento de:
1.
Las influencias magnéticas.
2. La relación telepática.
3. Los básicos reajustes kármicos.
La
primera tarea que enfrentan los discípulos es llegar a comprender
la naturaleza del aspirante del cual se han hecho responsables y
establecer una zona o sendero de influencia, para [e664]
que puedan ser definidamente útiles y capaces de comunicarse
con el aspirante. Podría decirse que en el pasado tales relaciones
eran entre alma y alma y requerían un largo período
para "alcanzar" el adecuado reconocimiento en la mente
y el cerebro del aspirante. En la mayoría de los casos, aún
hoy persiste eso método, pero muchos de esos discípulos
que prestan ayuda, llevan a cabo (dirigidos por su Maestro) un experimento
para trabajar directamente con los aspirantes en el plano físico,
involucrando así la relación de la personalidad y
también del alma. Esto constituye una relación mucho
más difícil, pero es parte de un nuevo proceso de
exteriorización del esfuerzo jerárquico, del cual
todos los ashramas externos (en lenta formación) son parte.
Para que reconozca a los miembros de la Jerarquía se entrena,
por este medio, al discípulo en la Luz, siendo consciente
primero, de los discípulos más avanzados que él
y aprendiendo después, a sopesar sus palabras y sugerencias.
En consecuencia, observarán el gran esfuerzo que se está
haciendo para acercar los dos centros -la Humanidad y la Jerarquía-
en una relación más íntima, tanto objetiva
como subjetiva.
Todos
aquellos que en esta vida han pasado de la etapa del discípulo
en la Luz a la etapa del discípulo aceptado, reconocieron:
1.
Al discípulo avanzado que ellos descubrieron "en la
Luz". [i725]
2.
Al Maestro. El tema del reconocimiento del Maestro se dilucidará
más adelante.
El
consiguiente desarrollo del proceso del intercambio telepático,
es algo que debe ser cuidadosamente estudiado. Todos los grupos
de discípulos que trabajan dentro o fuera de un ashrama,
deben estar en íntima relación telepática y
proporcionar un campo de entrenamiento para el desarrollo de este
tipo de sensibilidad. Lo primero que debe haber en un grupo de discípulos,
es amor y confianza, porque sin ellos no puede haber verdadera trasferencia
de ideas. Cuando no existe amor y confianza, deberán desarrollarse
definida y conscientemente.
La
segunda regla que rige la relación telepática es evitar
cuidadosamente las crisis producidas por la crítica, si desean
establecer el ritmo requerido. En todo grupo de discípulos
hay quienes hacen después lo que debieron hacer antes; dan
prioridad a muchas personas y cosas antes que a sus deberes y responsabilidades
espirituales; lógicamente esto proporciona entre sus condiscípulos
una razonable (aparentemente justa) crítica. En ciertos momentos
la crítica es sin duda un reconocimiento de hechos. Esto
significa que el discípulo que critica ha llegado a una etapa
[e665] en que basa
su razonamiento en el amor, de manera que no produce efectos personales
en su propia vida ni en la de su condiscípulo. Es simplemente
el reconocimiento amoroso de las limitaciones, como es erróneo
cuando estos fehacientes hechos se utilizan para despertar la crítica
en quienes no están capacitados para ello y son causa de
discusión. El discípulo o aspirante, cuyos defectos
son notorios, y no hace los cambios necesarios en sí mismo,
erige barreras que deberá destruir con el tiempo, eliminando
todo lo que causa crítica. Estas barreras impiden la libre
comunicación telepática.
Podría
formularse aquí y se formulará, una interesante pregunta:
El grupo de discípulos y aspirantes activos ¿debe
sintonizarse con la nota que emiten los discípulos más
avanzados del grupo, o disminuirla a un nivel general e inferior,
adaptado a los menos avanzados? Expongámosla de otro modo:
¿Los que están menos avanzados en un grupo de discípulos
y aspirantes, deben hacer descender a su nivel de trabajo y comprensión
a los más desarrollados? ¿Harán un supremo
esfuerzo para estar a la altura de la visión superior y alcanzar
las actitudes y puntos de vista de los más avanzados? Estas
preguntas constituyen un [i726]
problema fundamental en todos los ashramas, y únicamente
pueden responderlas los mismos discípulos.
Cuando
el discípulo mentor establece los ajustes kármicos,
está regido por ciertos requisitos. Debe asegurarse con exactitud
qué karma debe agotar en esta encarnación el aspirante
que tiene a su cargo. Luego tiene que inducirlo a que agregue a
este karma lo que puede llamarse "karma liberador". Esto
es parte de un proceso forzado a que deben someterse voluntaria
y libremente todos los que eligen el difícil camino de la
iniciación. El discípulo tratará de hacer ciertas
cosas a este respecto. Aquí me refiero al discípulo
que está en la Luz:
1.
Agota inevitablemente el karma lo más inteligente y conscientemente
posible.
2.
Acepta algún karma, que comúnmente podría
ser precipitado en una vida posterior.
3.
Comienza a responsabilizarse de parte del karma general de la
humanidad, aumentando así su propio karma.
4.
Empieza a agotar parte del karma planetario y a comprender algo
del mismo, aunque no asume todavía responsabilidad a este
respecto. Sólo después de la tercera iniciación
toma parte, conscientemente como individuo, de la responsabilidad
kármica del Logos planetario.
[e666]
Quisiera señalar aquí que me refiero al buen y mal
karma. La tarea del discípulo colaborador consiste en guiar
al discípulo que está en la Luz, a ajustar su karma.
El discípulo avanzado lo hace plasmando el pensamiento. Cuando
el karma se enfrenta conscientemente se acelera por el poder mental;
quizá ésta es la lección principal que el discípulo
avanzado debe enseñar al neófito. Así se le
ayudará a ver "en la luz" que ilumina su camino,
pues el discípulo que lo prepara para la etapa de discípulo
aceptado está en constante contacto con el Maestro. De este
modo se establece una relación triangular que tiene un valor
oculto.
Esta
etapa puede ser relativamente breve si el discípulo en la
Luz lo ansía y conscientemente desarrolla la sensibilidad
superior. A veces dos vidas son suficientes para abarcar [i727]
este período. El discípulo en la Luz es el que huella
el camino de lo que se llama "la revelación menor"
-menor porque concierne a la revelación de lo que debe hacer
durante la vida de la personalidad; no es el camino de la revelación
superior de la divinidad y su naturaleza, sino la revelación
de lo que ya está manifestado y no lo que debe ser manifestado.
Reflexionen sobre esto. El faro del alma revela defectos del carácter,
la expresión limitada y la conducta inadecuada, las cuales
deben ser corregidas inteligentemente. En los gráficos simbólicos
que el discípulo guiador presenta al Maestro dos veces por
año, se indica el esfuerzo hecho en ese sentido y no los
resultados; lo que cuenta es el esfuerzo. Los resultados serán
inevitables, de acuerdo al esfuerzo. Cuando estos gráficos
(tres) se relacionan y superponen geométricamente, indican
un definido diseño de rayo. Entonces el Maestro puede juzgar
el grado y tipo de desarrollo y determinar en qué momento
puede autorizar al discípulo avanzado para que solicite,
en la etapa del discipulado aceptado, el ingreso del discípulo
que tiene a su cargo. Cuando la demanda del aspirante, la solicitud
del discípulo guía, la condición kármica
y la nota que registra el Maestro coinciden en el tiempo, entonces
se llega a la tercera etapa.
Quisiera
recordarles nuevamente que estas tres etapas se relacionan con el
trabajo en el ashrama y con la vida y la vitalidad del grupo interno.
Este grupo está compuesto, como saben, de antiguos y experimentados
discípulos e iniciados, también de neófitos
en diferentes etapas de desarrollo y de discípulos que pasan
por las numerosas y diversas etapas del sendero. Estas grandes diferencias
entre los tipos de discípulos activos producen la interrelación
entre los ashramas externos e internos, entre el grupo objetivo
en el plano externo y el grupo interno mayor. Esto [e667]
conduce a la pregunta que puede surgir en forma normal en las mentes
de quienes trabajan en el grupo externo y están relacionados
superficialmente con el grupo interno: El nivel de conciencia del
ashrama externo ¿está determinado por los miembros
de ese grupo o por su relación con todo el ashrama, del cual
constituye una parte relativamente pequeña? Cuando un miembro
del ashrama formula tal pregunta, indica una definida preocupación
por el personal del grupo y no por el grupo como un aspecto del
ashrama de algún Maestro. Los discípulos deben [i728]
recordar que un ashrama no está restringido a unos pocos
que pueden conocerse mutuamente y reunirse como miembros de un ashrama.
Un ashrama es un grupo internacional, compuesto de almas encarnadas
y desencarnadas; es una síntesis de iniciados de diversos
grados y de discípulos aceptados. Los Maestros no consideran
iniciados a quienes recibieron la primera iniciación. Sobre
este punto debe insistirse.
A
los discípulos que recibieron la segunda iniciación
se los considera "iniciados en probación", y sólo
cuando pasaron la tercera iniciación son verdaderos iniciados
desde el punto de vista de la Jerarquía. A la primera iniciación
se la denomina a veces iniciación lemuriana", a la segunda,
"iniciación atlante", pero a la tercera iniciación
-la de nuestra raza aria- la Jerarquía la considera técnicamente
la primera iniciación. Quisiera que reflexionaran sobre este
nuevo punto de vista. De allí que el término Discípulo
Aceptado abarque las etapas de la primera y segunda iniciaciones;
cuando un discípulo ha recibido la tercera iniciación
ya no es técnicamente un discípulo aceptado, aunque
permanece en el grupo de un Maestro hasta recibir la cuarta iniciación.
Hago notar estos tecnicismos a fin de que haya claridad y proporción
en sus reflexiones.
Un
ashrama, por lo tanto, representa todas las etapas del desenvolvimiento,
desde las más avanzadas hasta las del principiante, como
ser, el que lee estas instrucciones. Lo más importante para
cada discípulo de un ashrama, es poder elevar su conciencia
y responder conscientemente a la vibración ashrámica,
a fin de no obstaculizar las actividades planeadas del ashrama.
Los discípulos iniciados más avanzados ¿deben
detenerse, o esperar y disminuir sus actividades, a fin de dar tiempo
y oportunidad a los menos avanzados para que estén a la altura
de ellos? Por consiguiente, surge la pregunta: ¿Esperan los
discípulos avanzados u obstaculizan los menos avanzados?
Puedo
asegurarles que no se aplica una norma exacta, y quisiera prevenir
a los principiantes que no pueden obstaculizar a [e668]
los miembros avanzados de un ashrama, pero sí expulsarse
a sí mismos de la esfera de actividad, aunque no del grupo.
Les corresponde esperar a quienes no están entrenados ni
preparados, y no los preparados y realmente dedicados.
[i729]
La tarea del Maestro consiste en estimular al mayor número
posible de los que pertenecen a Su grupo, a fin de que trabajen
firmemente en los niveles de actividad espiritual, donde el fuego
de la voluntad de amar anima y predomina. Parte del ashrama se halla
aún en las primeras etapas, luchando por comprender los fuegos
de la mente, que deben ser primeramente captados y luego aplicada
su esencia ígnea, antes de que el fuego de la voluntad de
amar pueda afluir a través del discípulo.
Debe
comprenderse que el trabajo del ashrama sigue su curso y que los
discípulos e iniciados (de fervorosos corazones) continúan
trabajando sin impedimentos. Esto abarca la reacción individual
de los miembros de un ashrama. Pero cuando todo el grupo con vehemente
amor vive como almas, entonces el ashrama se convierte en un centro
vital o vórtice de fuerza dinámicamente efectivo.
Los Maestros que trabajan aplicando el método de formar ashramas,
se esfuerzan por lograr, lo más rápidamente posible,
esta unidad de amor e intención (voluntad). Sólo el
principiante se preocupa de su efecto individual en un ashrama.
El discípulo entrenado y liberado se preocupa del esfuerzo
que debe realizar y la tarea que debe llevar a cabo. La personalidad
de un discípulo individual sufre si sus hermanos de grupo
no comprenden ni detienen la fogosidad de sus mentes, pero continúa
firmemente con su trabajo, manteniendo incólume su eficacia
personal, como unidad servidora. Sabe que algún día
todos se liberarán de sí mismos. Mientras tanto trabaja
para neutralizar su influencia, y en ese sentido su tarea es más
pesada, pero sabe también que están en camino de comprenderlo
y que por el momento no pueden evitar ver en él y hasta en
su Maestro, los mismos defectos que predominan en ellos, pues, hermano
mío, vemos en otros, aunque no exista. Los discípulos
deben aprender a diferenciar entre la verdadera percepción
analítica y lo que se denomina crítica. Un Maestro
no critica a los miembros de Su ashrama. Procura analizar los puntos
que pueden obstaculizar la utilidad del servicio que presta el ashrama.
Existe una diferencia fundamental entre esta ayuda constructiva
y la crítica basada en un sentido de superioridad personal
y en el hábito de buscar defectos.
[i730]
Cada Maestro ha llegado a un punto en que ve la visión con
[e669] claridad, siendo
esto parte de la recompensa acordada al iniciado. Se identifica
con ella y, si es necesario, su rayo de "captación"
la matiza y enriquece, interpretándola como Su contribución
al todo. Allí reside el secreto del éxito inevitable
e inobstaculizable (si tal palabra existe, hermano mío) de
la visión, materializada por los esfuerzos combinados de
la Jerarquía, condicionada en tiempo y espacio por algún
Maestro o grupo de Maestros que trabajan con uno o varios rayos.
En los primeros días del presente ciclo de esfuerzo jerárquico
1925-1936, el primer rayo actuaba sobre la humanidad. La actividad
de tal rayo culminó cuando Gran Bretaña declaró
la guerra en 1939 y la fuerza destructiva de este rayo -mal aplicada
y mal dirigida indujo a Alemania a invadir Polonia. En 1932 la influencia
del segundo rayo empezó a afirmarse y continuará haciéndolo
hasta 1945, en que el séptimo rayo entrará paulatinamente
en actividad. Entonces tendremos tres rayos que simultáneamente
afectarán al género humano:
1.
El primer Rayo de Voluntad o Poder, agotando su fuerza.
2.
El segundo Rayo de Amor-Sabiduría, alcanzando su meridiano
y manteniéndose en el centro del escenario hasta 1957.
3.
El séptimo Rayo de Orden Ceremonial, entrando en actividad
en combinación con los otros dos -la voluntad de amar y
la voluntad de un orden-, produciendo belleza en el actual caos.
Por
lo tanto, los discípulos de los Maestros Morya, Koot Hoomi,
Rakoczi, van hacia un período de intensa actividad. El destino
del mundo está en manos de Sus tres grupos de discípulos
iniciados, y se les pide conjuntamente a los discípulos aceptados
de los tres grupos, que colaboren con Ellos, lo cual ofrece a muchos,
en todas partes, una gran oportunidad. A medida que ustedes visualizan
el Plan y colaboran con los tres Maestros y Sus grupos de iniciados,
se les presentará una oportunidad. Los Grandes guías
de Shamballa consideran responsable a este triángulo de energía,
de la regularización de los asuntos mundiales. No es necesario
que la humanidad sepa algo más sobre esto.
Recuerden
que el ashrama es un vórtice de fuerza y un centro de energía
-centro a través del cual afluyen la fuerza y la energía,
[i731] para que se
materialice la visión. Esta fuerza y energía está,
en último análisis, dirigida por un Maestro, por un
grupo de tres iniciados avanzados y por otro grupo de iniciados
menores, representando así (en cada ashrama) el gobierno
planetario en miniatura. Ellos reducen la energía entrante,
a fin de que [e670]
los discípulos aceptados puedan manejarla sin peligro y actuar
como agentes distribuidores. La energía con que trabajan
los Maestros procede de Shamballa; las fuerzas con que Ellos trabajan,
la proporciona la Jerarquía misma, y de acuerdo a como reaccionan
los discípulos aceptados a las fuerzas combinadas, podrán
ser utilizados para servir. En otras palabras: los discípulos
iniciados en el grupo de un Maestro enfocan las energías
entrantes; los discípulos aceptados, por mediación
de sus almas, enfocan la fuerza que el Maestro dirige externamente
hacia el mundo de los hombres, de acuerdo al Plan de la Jerarquía,
haciéndolo en concordancia con la revelación que proviene
de Shamballa.
A
los discípulos iniciados sólo les interesa la visión,
el Plan, su dirección y su materialización en la Tierra.
Los discípulos aceptados están aprendiendo a hacerlo
y mientras tanto deben reaccionar a la visión en forma que
podría llamarse secundaria, pues se ocupan del Plan y de
la distribución de las fuerzas que lo materializará.
Así se coordina toda la actividad del ashrama. Los discípulos
recientemente aceptados (que están aprendiendo a colaborar)
son valiosos como "agentes de experimento". De acuerdo
a su reacción ante las verdades impartidas y el Plan; de
acuerdo a la capacidad de percibir la necesidad y relacionar esta
necesidad con el medio de liberación, y de acuerdo a su capacidad
de trabajar con los discípulos mundiales (los cuales son
definidamente responsables, ante el Maestro del Ashrama, por algún
aspecto del Plan), así será el éxito del esfuerzo
en el mundo externo.
Nuevamente
se les llama la atención sobre el concepto de la "Jerarquía
de Relación". En estos días de contienda mundial,
el establecimiento de rectas relaciones presenta la clave del aspecto
inmediato de la visión que debe ser precipitada sobre nuestro
planeta. Por lo tanto, un Ashrama es un centro donde se pone a prueba
la relación.
Surge
aquí una pregunta sencilla: ¿cómo pueden establecerse
rectas relaciones en la tierra si los discípulos aceptados
del [i732] grupo de
un Maestro son incapaces de reaccionar a esa idea y de mantener
entre sí relaciones correctas, unánimes e inequívocas?
¿Qué esperanzas hay para el mundo externo, si el círculo
interno de trabajadores (discípulos consagrados) son incapaces
de establecer y mantener entre ellos estas rectas relaciones? Actualmente
el problema es triple. Las rectas relaciones deben ser fomentadas
entre: [e671]
1.
Los discípulos aceptados, los discípulos iniciados
y el Maestro.
2. Los miembros de un Ashrama y otros Ashramas.
3. Estos Ashramas y el mundo externo
El
Maestro de un ashrama y los iniciados mayores de su grupo, son responsables
de la relación entre Shamballa y la Jerarquía. Los
discípulos aceptados y los iniciados menores son responsables
de la relación entre la Jerarquía y la humanidad.
De este modo se mantiene inviolable la gran cadena de la "Jerarquía
del Ser".
[AAB.
Discipulado en la Nueva Era I]
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