Etapa
IV. El Discípulo que está en el Sutratma o Hilo
Después
de estos preliminares nos ocuparemos de otra Etapa del Sendero del
Discipulado. La cual podría describirse como:
"La
etapa en la que se le enseña al discípulo (en casos
de emergencia) la forma de llamar la atención del Maestro.
Tiene el nombre peculiar de Discípulo que está en
el Sutratma o Hilo".
En
esta etapa está implicada la sensibilidad psíquica
más elevada. En mis escritos he señalado, en forma
clara y definida, lo indeseable de las experiencias psíquicas
inferiores. Lo hice por ser muy necesario prevenir a los estudiantes
sobre ello. La dificultad se acrecienta debido a que no es fácil
llegar a lo p psíquicos inferiores para prevenirlos, pues
están seguros que sus poderes clarividentes y clariaudientes
indican un tipo avanzado de elevado desarrollo espiritual. Sus mentes
se cierran a toda clase de advertencias y generalmente actúan
detrás de una barrera de envanecida autosatisfacción.
Olvidan que las razas aborígenes y los animales son todos
p psíquicos y registran lo que no pueden registrar los tipos
más mentales. Las personas comunes son inherentemente astrales
en sus actividades, interpretaciones fenoménicas, actitudes
y enfoques. Por lo tanto, es necesario insistir, advertir y hacer
comprender al psíquico término medio, lo indeseable
de la vida astral.
Sin
embargo, los discípulos consideran que ningún aspecto
de la manifestación divina está fuera del alcance
de su experiencia. Saben que el psiquismo, en sus fases inferiores,
es también parte de la expresión divina y de naturaleza
esencialmente más [e680]
elevada que los procesos puramente físicos de vivir en un
cuerpo. Un discípulo no puede decir que, simplemente por
ser discípulo, no está sujeto a ésta, aquélla
u otra experiencia. Debe estar preparado para todas las experiencias
[i742] y enfrentar
el hecho de que oportunamente todos los discípulos tienen
que llegar a ser p psíquicos, tanto inferiores como superiores,
así como lo fue el Cristo. La única forma de defenderse
es impedir que se manifiesten los poderes inferiores, hasta que
estén activas las facultades psíquicas superiores;
entonces las inferiores se controlan y manejan (si puedo expresarlo
así) desde un nivel elevado de conciencia. Para el discípulo
sólo existe vida y forma, y aprende a dirigir los procesos
de la vida por medio de la forma, a fin de producir la manifestación
divina.
El
mundo, actualmente, está entrando en una fase de extrema
sensibilidad. Los discípulos deben entrenarse a sí
mismos para ayudar. El cambio de conciencia del individuo común
y mediocre, será hacia los niveles del astralismo consciente,
y desaparecerá rápidamente el velo entre lo visible
y lo invisible. ¿Cómo pueden ser de utilidad los discípulos
en ese difícil período si no tienen experiencia para
distinguir e interpretar lo que debe existir entre los aspectos
fenoménicos? ¿Cómo es posible rescatar y proteger
a otros, si temen entrar en los reinos de la vida donde rige el
psiquismo inferior? No les pido que cultiven poderes p psíquicos,
pero sí que se mantengan alerta para ver y oír en
todos los niveles donde presten servicio y saber qué ven
y oyen, interpretándolo correctamente, sin enceguecerse por
el prejuicio y el temor. El sendero del discipulado no es fácil
de seguir, pero tiene sus compensaciones adecuadas. La sensibilidad
psíquica está involucrada en la comprensión
de esta fase del discipulado.
Al
tratar de estudiar brevemente esta etapa, debe tenerse presente
una correlación entre el discípulo, el Ashrama donde
trabaja y el Maestro. La correlación y el desarrollo de esta
relación triangular siempre es inducida por el conocimiento
de la tensión. Mucho material se dio a los estudiantes sobre
el tema del sutratma y del antakarana. El sutratma conduce desde
la Jerarquía y un punto de tensión en esa Jerarquía
(como lo es un Maestro en el centro de cualquier ashrama) hasta
lugares distantes, innumerables planos e incontables corazones.
El sutratma permite al discípulo (si se le ha autorizado
a aprender la fórmula de utilizarlo) volver a su centro de
trabajo y llegar en el momento deseado al "Maestro de su vida".
Esta relación triangular puede ser descripta de la siguiente
manera: [e681] [i743]
El Maestro
*
El Alma * * El Ashrama
*
El Discípulo
Gran
parte de lo que he enseñado sobre el Festival de Wesak, constituye
una ampliación de esta idea, y deben tenerlo presente al
prepararse para participar en él.
Shamballa
*
El
Buda* *El Cristo
*
La Jerarquía
*
La Humanidad
El
tema sobre el discípulo que está en el sutratma y
las técnicas implicadas en este estado de conciencia, se
relacionan con la capacidad del ser humano, controlado por el alma,
para llegar a ser magnético y "emitir el llamado vibratorio
que puede llegar al oído de Aquel que sujeta el sutratma
o hilo". Esta cita fue extraída de un manuscrito muy
antiguo en los Archivos de la Jerarquía, que se refiere a
esta etapa del discipulado. Por primera vez hago accesible esta
información, en forma breve y necesariamente velada e inadecuada,
a los discípulos que se reúnen en este ciclo al llamado
de la Jerarquía. Sólo aquellos que se hallan en esta
etapa del discipulado realmente comprenderán lo que expongo
y se beneficiarán de las insinuaciones.
Esta
cuarta etapa será posible únicamente para el discípulo
que ha sido aceptado durante más de una vida y que demostró
capacidad de trabajar con altruismo y perseverancia. Puede decirse
que los requisitos son:
1.
Descentralizarse y dejar de ser el punto de interés dramático
en su pequeño escenario. No preocuparse de su [i744]
naturaleza sensoria. No permitir que el excesivo autointerés
que evidencia la mayoría, impida controlar sus pensamientos
y aspiraciones.
2.
Trabajar impersonalmente, sin importarle cómo reacciona
su personalidad. Esto significa que sus propios sentimientos y
pensamientos, simpatías, antipatías y deseos, ya
no son factores controladores; él condiciona sus actividades
y relaciones diarias, únicamente mediante esas intenciones
y actividades que son para bien del grupo. No [e682]
sacrificará a ningún individuo en bien del grupo,
sino después de haber hecho el debido esfuerzo para ayudarlo
a comprender y a manifestar rectas relaciones; tampoco vacilará
en actuar con firmeza cuando surja la necesidad u oportunidad.
3.
Desarrollar el sentido de proporción respecto al trabajo
y considerar de valor relativo lo que él ha contribuido
al trabajo del Maestro y a la vida del ashrama. Preocuparse de
la tarea y la oportunidad y no del Maestro o del lugar individual
que ocupa en los pensamientos del Maestro. La mayoría de
los discípulos en las primeras etapas del noviciado, jamás
olvidan que son discípulos. Esto es lo que el Maestro Morya
denomina el "ufano recuerdo de la mente absorta en sí
misma". Es una forma de orgullo velado, que a los principiantes
le resulta difícil evitar. Ni por un momento olvidan su
discipulado y su Maestro, no importa cuán activo sea su
servicio; sin embargo -si realmente trabajaran desde el punto
de tensión- olvidarían la existencia del Maestro
cuando llevan a cabo la tarea para sus semejantes.
4.
El discípulo en el sutratma llega a la etapa donde se presenta
la analogía superior de la denominada "doble personalidad",
o en otras palabras, ese estado de conciencia del cual la doble
personalidad es la sombra y la distorsión. El discípulo
es consciente, simultáneamente, de dos estados de conciencia,
o de dos puntos de actividad concentrada:
a.
El punto de tensión espiritual en que está enfocado
y se esfuerza por mantenerlo inviolable y continuo. [i745]
b.
La esfera de actividad enfocada en los tres mundos por cuyo
intermedio lleva a cabo, como discípulo, su trabajo y
servicio.
Estos
dos puntos relacionados no son en realidad dos actividades separadas,
excepto cuando emergen en la conciencia del discípulo en
el plano físico y expresan su vida objetiva y subjetiva.
Derivan del trabajo que debe realizar en tiempo y espacio por medio
del cerebro físico. El segundo punto de enfoque sería
en realidad una exteriorización del punto interno de tensión.
En estas palabras tienen la clave de la verdadera ciencia del discipulado
y de la relación progresiva entre el centro humano y el Jerárquico.
Concierne asimismo al trabajo del Buda y del Cristo, porque ambos
representan el punto de tensión en Shamballa y en la Jerarquía.
[e683]
La mayoría de los discípulos no trabajan desde el
punto de tensión espiritual, sino desde un punto de enfoque
de la personalidad -lo cual es, en realidad un paso más adelante
que el de la persona irreflexiva común- al que se aferra
demasiado tiempo. Mientras un hombre está enfocado en su
personalidad, punto de tensión espiritual se le escapará.
Estará impelido por la aspiración personal, no por
la fuerza ashrámica, y este enfoque en la forma traerá
dificultades tanto al aspirante individual como a su grupo. La tensión
espiritual como resultado de la total dedicación de la personalidad
al servicio de la humanidad, estimula y fortalece, pero no evoca
la vida inferior del yo personal.
El
discípulo debe cumplir estos requisitos antes de enseñársele
cómo llegar al Maestro a voluntad, o cuando surge una emergencia.
Quisiera
llamarles la atención sobre la actitud del Maestro en esta
etapa del progreso de Su discípulo. Como el nombre lo insinúa,
en este punto se le permite al discípulo llamar la atención
del Maestro, que sólo se concede cuando se puede confiar
en que el discípulo utilizará ese privilegio únicamente
para propósitos de servicio grupal y nunca para sí
mismo o en beneficio propio. Significa también que es ya
capaz de manejar su vida y sus problemas y, por lo tanto, incapaz
de entrometer sus crisis personales en la vida del ashrama. Además
implica que la devoción y el esencial altruismo básico
del discípulo es de tal naturaleza que el ashrama no necesita
ser protegido de su actividad vibratoria; [i746]
nunca exige que el Maestro le otorgue, lo que esotéricamente
se denomina "el poder que rechaza". El Maestro sabe que
si llega un llamado del discípulo en el sutratma, no pierde
tiempo si le responde, porque la demanda siempre será emitida
para satisfacer la necesidad del grupo y establecer un propósito
grupal.
No
importa lo que está haciendo el Maestro ni cuál es
Su preocupación, debe responder a ese llamado porque al discípulo
se le ha conferido el derecho de hacerlo cuando lo demanda una emergencia.
Cabe preguntarse aquí cómo sabe el discípulo
(empleando una frase idiomática) "abrirse paso hasta
el Maestro". Puedo asegurarles que queda totalmente inhibido
cuando no debe emitir el llamado -inhibición que surge de
él mismo, no la impone el Maestro- ni lo desea ni lo hace
si tiene alguna duda en su mente. Es cuestión de poseer clara
percepción intuitiva, de reconocer que existe un canal libre
de obstáculos y que es un acto de la voluntad espiritual.
En realidad constituye un proceso [e684]
de invocación y evocación. Este concepto del discípulo
en el sutratma o hilo, subyace en las distorsionadas enseñanzas
sobre las prerrogativas y privilegios del sacerdocio y la relación
del Papa, por ejemplo, con Dios, o de los "elegidos",
con la Deidad. El discípulo en el sutratma y el Maestro y
Su Ashrama, constituyen ese ideal latente e insatisfecho, que la
conciencia eclesiástica interpreta como que es la Iglesia.
Cuando se erija la venidera religión mundial alrededor del
trabajo y de la actividad de los discípulos mundiales y conocedores,
entonces veremos correctamente interpretados y realmente expresados
estos símbolos, denominados "derechos y prerrogativas
del sacerdocio". Las mismas deducciones simbólicas se
pueden observar en la casta de los Brahmanes en la India.
Esta
relación e interacción responsivas sólo las
obtiene, después de un largo ciclo de relación externa,
el discípulo aceptado, primero en la periferia y después
en el ashrama, pero no como resultado del esfuerzo para obtener
esta posición de poder e influencia en el servicio. Es simplemente
el resultado silencioso y casi inconscientemente logrado de la propia
negación y autolvido que caracteriza al discípulo
aceptado, descentralizado y completamente dedicado al cumplimiento
del plan divino, dentro de su máxima capacidad. Es la recompensa,
si puedo expresarlo así, del trabajador que sabe lo que [i747]
vino a hacer en esta encarnación, y trata de hacerlo con
toda dedicación. El anhelo impulsor de su vida es la necesidad
de la humanidad y su creciente percepción del próximo
paso que el hombre debe dar.
Las
principales tareas del Maestro, cuando un discípulo entra
en su ashrama, consiste en hacerle pensar en su descentralización.
Esto implica trasladar la conciencia del discípulo, de sí
mismo al trabajo que debe realizar, e incidentalmente responder
a las siguientes preguntas:
1.
¿Sabe en realidad, cuál es la tarea de su vida?
2.
¿Ha tratado de llevarlo a cabo en las actuales circunstancias
de su vida?
3.
¿Tiene como objetivo principal la formación de su
carácter y el desarrollo de la pureza? Si es así
¿no cree usted que debería estar en el sendero de
probación en vez de engañarse a sí mismo
de que está en el sendero del discipulado?
4.
¿Se preocupa de la necesidad de la humanidad o de su posición
como discípulo, de sus propios problemas espirituales y
de las ilusorias y terribles dificultades de su vida personal?
[e685]
Mientras crea que su vida es de sumo interés y excesivamente
difícil, se halla sólo en las primeras etapas del
discipulado aceptado y aún no ha desterrado viejos hábitos
mentales. Estas preguntas deberán ser contestadas oportunamente
antes de que el estudiante adquiera lo que podría llamarse
"completa libertad en el Ashrama".
También
debe recordar que el Ashrama se exterioriza sólo cuando proporciona
un punto de tensión espiritual. De allí egresan los
discípulos para trabajar en el mundo. El grupo externo que
trabaja en el mundo, o sea el ashrama exotérico, se exterioriza
reflejando la radiación del Ashrama interno y estableciendo
un campo magnético de poder espiritual. Esto se hace a medida
que los miembros que se encuentran en la periferia externa, se relacionan
con el Ashrama interno y, por consiguiente, reaccionan a la nota
y cualidad del grupo interno reunido alrededor del Maestro.
Un
Ashrama no es un grupo de personas que buscan conocimiento espiritual.
Es un centro de actividad grupal que, impulsado por energías
[i748] (cuando se le
otorga plena y adecuada influencia), permite al grupo llevar a cabo
el Plan del Maestro y satisfacer la necesidad humana. Quizá
se pregunten por qué acentúo constantemente esta necesidad.
Lo hago porque esa necesidad constituye el principio más
importante y urgente de invocación y puede evocar y evocará
respuesta jerárquica, poniendo en relación dos centros,
la Humanidad y la Jerarquía. Ésta es la analogía
grupal de la invocación del alma por la personalidad y su
consiguiente evocación en el plano de la vida diaria, lo
cual conduce a la consiguiente fusión. Un Ashrama o el grupo
de un Maestro es, por lo tanto, un centro de invocación,
y cuando un discípulo individual se convierte en un discípulo
que está en el sutratma, constituye la recompensa por el
servicio altruista -efectuado a cualquier costo personal. Entonces
el Ashrama puede llegar a ser un centro de excepcional poder mundial.
Los
discípulos en el sutratma o hilo, emplean una técnica
especial de acuerdo a su rayo; actúan siempre a través
del centro coronario. Por medio de ese centro emiten el llamado,
inaudible desde el ángulo del plano físico, y (vibrando
a lo largo del hilo) llega hasta el Maestro. Sin embargo, el Maestro
enseña directamente estas técnicas al discípulo
cuando reconoce que éste tiene derecho a ese privilegio.
Aquí no puedo dar directamente estas técnicas. Cuando
"esté en el sutratma", se le impartirá inevitablemente
tal información.
El
sutratma no es el antakarana, sino un hilo vinculador de [e686]
luz viviente. El Maestro lo proyecta a medida que el servicio del
discípulo evoca respuesta de Él. Sin embargo, esta
evocación acrecienta su poder a medida que el discípulo
construye el antakarana entre la personalidad y la Tríada
espiritual. El discípulo en el sutratma oportunamente conecta
el hilo de la vida -un aspecto del antakarana- con este hilo ashrámico,
de allí que se establezca el control monádico sobre
el individuo, que grupalmente significa que la Jerarquía
es controlada por Shamballa. Debe tenerse siempre presente la relación
menor y mayor.
Para
el aspirante común las implicaciones de esta etapa del discipulado
son de valor porque acentúan lo que aún no se ha logrado.
Por lo tanto, las implicancias son negativas, lo cual es frecuentemente
deseable, en lo que concierne a los discípulos aceptados,
cuyas actitudes deberían ser positivas e inteligentes. [i749]
La Ley de Relaciones Positivas y Negativas subyace en todas estas
etapas. Al principio, lo superior es siempre negativo para lo inferior;
luego se producen esos cambios intermedios que hacen a lo superior
positivo para lo inferior, y conducen al constante ascenso en el
Camino de la Vida, y en la escala del ascenso espiritual.
[AAB.
Discipulado en la Nueva Era I]
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